top of page

PANTERES GROGUES vs LGTBI-FOBIA

  • Albert Mateu
  • 26 abr 2018
  • 5 Min. de lectura

Parece un sábado como cualquier otro y, en realidad, lo es. Quizás, lo único más inusual hasta el momento es el sol tan imponente y caluroso, en estas locas fechas de abril, que no deja de seguirnos. Sofocante. Invencible. Y a pleno mediodía. Hoy es un dia de quedarse en casa, encender el ventilador y no moverse hasta que no baje el sol. Sin embargo, allí estaban ellas. 40 mujeres dispuestas a jugar un torneo de pádel bajo un cielo abrasador (quizás con la intención de aplastar su energía, como bien ha hecho la sociedad a lo largo del tiempo con el colectivo LGTBI+). Pero no se rinden. No lo harán.

Son las 16:30 horas del mediodía. En el Club de Pádel de El Prat de Llobregat, situado a escasos metros del río Llobregat y de la fábrica Nissan. Un club que parece estar escondido, pero que al mismo tiempo pide a gritos que lo encuentren. Sutil. Transparente. En el interior del club, enmoquetado con yerba artificial y decorado con pancartas amarillas de la Asociación de Panteres Grogues, esperan algunas de las mujeres, socias y no socias de la organización, preparadas para jugar a pádel mientras van llegando las que faltan.

Emocionadas y risueñas sostenían las fundas de sus propias raquetas esperando a que empezara el sorteo de las parejas que iban a competir para ganar. Aunque, a primera vista, no parecía que esa fuera la motivación central de las participantes ni del torneo…Al menos esta era la idea para muchas jugadoras, tal y como comentaba Gemma, una de las competidoras. Entre todo el bullicio destacan dos mujeres: Noe y Sara, las dos únicas chicas que visten una camiseta con el nombre de la asociación en la espalda.

Sara preparada para competir en cuartos de final. Autoría: Albert Mateu

Sara preparada para competir en cuartos de final. Autoría: Albert Mateu

El torneo de pádel femenino está organizado por Donasport, uno de los servicios que ofrece la comunidad deportiva LGBTI+ de Panteres Grogues. Tal y como Georgina, una de las organizadoras del evento que viste una camiseta con la frase “Gender Irrelevant”, cuenta que el Donasport es un torneo multideportivo que hace ya 9 años que se celebra de forma consecutiva y que trata de fomentar el deporte, sobre todo, entre las mujeres sin importar que sean lesbianas, bisexuales, transexuales, heterosexuales, o del colectivo que sean. Ni el físico, ni el nivel técnico, ni la edad ni el sexo son criterios a tener en cuenta para participar en estos eventos. Como el de hoy, el torneo de pádel femenino.

Se mire donde se mire hay mujeres de todo tipo: más altas o más bajas, más mayores o más jóvenes, más corpulentas o más delgadas. Lo que sí tienen en común es la pasión por el deporte y las ganas de pasarlo bien y de conocer a otras mujeres en un ambiente totalmente distinto al habitual.

Son las 17:10 horas de la tarde. Empiezan los partidos: 10 pistas de pádel, 40 mujeres en un 2 contra 2 y 3 oportunidades para llegar a los cuartos de final, pasar a la semifinal y competir para obtener el trofeo. Pelotean amistosamente hasta que la organizadora no hace sonar el silbato. Un pitido agudo y ensordecedor que indica que los equipos dispondrán de solo 25 minutos para obtener la victoria. Luego solo se oye el silencio. Concentración. Una calma acompañada de un sol inerte y el graznido de algunas gaviotas que se acercan a ver el evento. Noe y Sara, ambas con una cinta de color en la cabeza. Amarilla para la primera y rosa para la segunda. Unos colores que en las próximas horas no iban a dejar de moverse.

Todas las jugadoras eran principiantes o habían jugado pocas veces a este deporte. Sin embargo, parecían todas unas profesionales: las ganas, el esfuerzo y, en muchas, la competitividad más o menos sana, era lo que lo movían todo, según comentaba Montse, una de las jugadoras que no pasó a los cuartos de final.

Sara y Noe en mitad de un partido. Autoría: Albert Mateu

Sara preparada para competir en cuartos de final. Autoría: Albert Mateu

Noe y Sara. Amarillo y rosa. Ambas coordinan muy bien sus movimientos, ofreciendo un baile de sombras bajo sus pies. Mientras una se acerca a la red para devolver las bolas que le llegaban, la compañera aguarda detrás para coger aquellas pelotas traviesas que traspasaban cada vez con más fuerza la primera barrera. Pero ambas, acompañadas de sus palas Black Crown devolvían todas las pelotas que pisaban su campo de juego. Entre el silencio que reina en el club de pádel se escuchan gritos espontáneos de frustración al fallar un revés o de alegría al ganar un set. Ambos ruidos son parecidos, pero fácil de distinguir.

Se observa, pero, en todos los partidos como los equipos se animan entre ellos, se aplauden, chocan los cinco y se alaban las buenas jugadas y se critican aquellos fallos inadmisibles. No deja de ser, pues, una competición. A medida que avanzan las horas y se hace la noche las competidoras se sienten más cansadas, las pistas se vacían, los partidos son cada vez más duros y el público empieza a llegar para ver, comentar y animar a las últimas competidoras que iban quedando en pie. Noe y Sara avanzan con determinación de partido en partido ganando 5 a 4, 9 a 1 y 3 a 6. Cada vez más cerca de la final, pero más agotadas, aunque orgullosas. Sin embargo, el drive de la contrincante les hizo perder en la semifinal.

Según cuenta Sara, socia de Panteres Grogues, jugar un partido contra un hombre no es más difícil que contra una mujer, pese a las posibles diferencias. Es quizás una forma distinta de jugar: los hombres compiten con más velocidad y fuerza y las mujeres con más técnica.

Noe añade que este tipo de eventos ayudan a la visibilización del colectivo LGTBI+ en el deporte y a su integración. Ya que, según recoge el último informe del Observatori Contra l’Homofòbia (OCH), la LGTBI-fobia es muy habitual en el terreno de juego y en centros deportivos. También ayuda a la visibilización de la lesbofobia en dicha comunidad deportiva, ya que en muchas ocasiones parece invisibilizada ante otros casos de homofobia y no se les da la importancia que debería. Pues, y según el informe de la OCH de 2017, son las mujeres lesbianas y/o bisexuales las que se encuentran en el cuarto lugar en la gráfica de incidencias en el colectivo de ese año, y de ello poco se ha hablado.

En este vídeo podeis escuchar a Georgina y Noe, las organizadoras de Panteres Grogues, reflexionar sobre la situación del colectivo LGTBI+ y ver ciertos momentos que tuvieron lugar en el torneo:

Autoría: Albert Mateu y Encarna García

Para ver más imágenes de ese día visita nuestra galería multimedia

Comments


Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Icono social de YouTube
  • Facebook - White Circle
  • Twitter - White Circle
  • YouTube - White Circle

© 2018 por La Voz del Orgullo.

Creado con Wix.com

bottom of page